sábado, 31 de marzo de 2012

SE ENCUENTRAN EN CORINTO UNA PAREJA DE FUGITIVOS Y PABLO FUGITIVO TAMBIÉN. Hechos 18:1-28

Ellos son Aquila y Priscila, quienes fueron expulsados de Roma por ser judíos, y Pablo llegado desde Atenas acusado de ser un sedicioso y de trastornar las leyes de Moisés a donde iba, predicando a un rey al que se le debe toda adoración, que vivió entre los hombres fue muerto y resucitó, Jesús el Señor. Todas estas verdades venían a ser un peligro tanto para el César, reconocido como el único señor y rey a quien todos debían honrar, a los saduceos que no creían en la resurrección y a los judíos por que supuestamente se iba contra la Ley y los Profetas por lo cual era para los gentiles el comienzo de su salvación pues ellos no le ponían tanta objeción como aquellos. Junto con ésta pareja se dedica a la elaboración de carpas, y los sábados se iba a la Sinagoga a razonar con los judíos, cuando Silas y Timoteo llegan desde Macedonia, entonces se dedica de lleno a la Palabra. Debido a la dureza de los de su mismo pueblo, se sacude y rompe sus vestiduras como protesta y empieza a reunirse en la casa de Justo, quien vivía junto a la Sinagoga. Entre los que creyeron y se bautizaron estaba Crispo principal de la sinagoga y su familia.

No habían pasado dos décadas desde la Ascensión de Cristo, y la semilla del Evangelio ya se había esparcido por numerosas ciudades del Imperio. En Roma, la Buena Nueva tuvo acogida entre algunos judíos que profesaban a Jesús de Nazaret como el Salvador; entre ellos, Aquila, un tejedor de tiendas de campaña. Procedía de la diáspora por la Anatolia del Norte, la actual Turquía. Su mujer, Priscila —abreviado, Prisca —, era romana. Según una antigua tradición, estaba emparentada con el senador Caio Mario Pudente Corneliano, que hospedaba a Pedro en su casa en el Viminale. Aunque no hay fuentes escritas que lo testimonien, existen pinturas del Príncipe de los Apóstoles administrando el Bautismo a una joven llamada Prisca.


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