martes, 28 de febrero de 2012

Editorial: DECRETO APOSTÓLICO


Se ha vuelto una costumbre en el promedio de  congregaciones cristianas de  Latinoamérica validar el autoritarismo del líder a través de una mal llamada “teocracia”, y  por medio de este enfoque blindar las decisiones,  no siempre acertadas de los líderes. Has escuchado términos tales como “Dios le dio la autoridad” o “es que es el ungido del Señor” o “es que tú no quieres sujetarte a lo que decidió el líder”.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Lastimosamente el modelo de un liderazgo vertical es muy bien recibido, aceptado e incluso idolatrado en muchos creyentes, nos gusta que nos den tomando decisiones, nos gusta  delegar la culpa de nuestros errores, y que mejor que espiritualizarlo, mucho buscan “sujetarse” a oráculos que van desde ridículos tarots o lecturas de los signos del zodíaco, las estrellas, hasta disfrazarlos de palabras pseudo- proféticas que nos digan con quien debemos casarnos, etc. El texto de hechos 15 nos deja algunos principios muy válidos para nuestros tiempos, que pueden ser claves para que no nos desviemos del camino de Jesucristo.Toda experiencia nueva como la de Pedro no puede ser aceptada sin un análisis profundo y discusión de la comunidad cristiana, no podemos permitir que las experiencias rijan la fe sin ser discutidas frente al resto de la Escritura.El sacerdocio universal, es el hecho que todo creyente tienen autoridad de parte de Dios por ende tiene voz y voto en la iglesia.  La triada de liderazgo, congregación y espíritu es importante no desmembrarla para la toma de decisiones.
La iglesia debe vivir con las tensiones existentes entre el evangelio y sus culturas locales. Existe el riesgo de sincretismo para todas las iglesias en relación a sus contextos; pero ello no debe impedirles bregar por relacionar las culturas locales con el reino de Dios
Es importante no quedarse solo frente a la vida, estar sujetos los unos a los otros no siempre es cómodo, puede provocar muchas discrepancias, diferencias de conceptos prácticas y normativas, pero el diálogo y la conciliación siempre llevan a potenciar la misión

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