jueves, 23 de febrero de 2012

EDITORIAL


Editorial: 
La reacción tan marcada de las multitudes ante la poderosa Palabra y  la manifestación sobrenatural de sanidades y prodigios hechos por Dios a través de Pablo demuestran que su comportamiento se polariza a sus intereses, movidos por pasiones primarias, en este caso convencidos por judíos incrédulos cambian su admiración por un odio tenaz contra el apóstol hasta el punto de apedrearlo y arrastrarle fuera de la ciudad creyéndole muerto, pero nuestro Dios el Gigante de gigantes, preserva su vida pues le sería testigo por mucho tiempo más, ya que su misión apenas estaba comenzando.
       

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